viernes, 16 de noviembre de 2018

Reflexiones a propósito de #Jonestown (5)


Por Juan Manuel Otero Barrigón // Muchas de las personas que se unieron al Templo del Pueblo lo hicieron porque creían sinceramente en el cambio social. Este cambio idealista parecía inminente dado que la sociedad estadounidense de la época estaba definida por una gran desigualdad, aún mayor que la actual, siendo este un aspecto continuamente exaltado en los extensos discursos de J.Jones. Por lo general, los cultos con contenido religioso (que no son todos los cultos), comparten una característica similar: tienden a desmovilizar políticamente. Esto no es lo que ocurrió en el Templo del Pueblo, cuyo ideario combinaba aspectos del cristianismo pentecostal con fuertes convicciones socialistas. Jones, incluso, llegó a trabar relación con ciertas personalidades políticas de la época, como fue el caso del influyente Harvey Milk, famoso político y activista que se convirtió en el primer hombre abiertamente homosexual en ocupar un cargo público en el país del Norte. Otros eventos en la historia compartieron similares procesos y resultados a los ocurridos en Guyana. Simplemente varían en alcance e impacto. Así como el discurso de un líder de culto puede encontrar una entrada a través de experiencias nocivas de la vida en general, otro también puede entrar por la puerta de aquello que es más amado y anhelado. Esto es, esencialmente, lo que sucedió con aquellos que se vieron seducidos por la figura de J. Jones.

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