lunes, 12 de noviembre de 2018

Reflexiones a propósito de Jonestown (#3)


Por Juan Manuel Otero Barrigón// Toda simplificación suele dificultar la comprensión de fenómenos complejos, cuyas raíces se asientan sobre causas múltiples. Así, por ejemplo, la adhesión de tantos hombres y mujeres al Templo del Pueblo no puede atribuirse, con “el diario del lunes”, a su exclusiva situación emocional o a sus carencias personales de base. Eso no supone desestimar esos factores, sino evitar considerarlos como únicos. La emergencia y la expansión de este culto se sirvió de la habilidad de Jim Jones para tocar fibras muy profundas en el ambiente sociocultural y político del momento, algo que los escritos de psicólogos sociales, sociólogos e historiadores suelen explicar muy bien. El Templo del Pueblo supo funcionar , así, y durante muchos años previos a su desenlace trágico, como un refugio para cientos de mujeres y hombres que encontraron allí una reivindicación a sus reclamos políticos, sociales y existenciales. La densidad humana de esas experiencias personales no pueden reducirse a criterios clínicos o, peor aún, psicopatológicos. Son voces, que en un clima de indiferencia, anhelaban ser escuchadas, y que acabaron encontrando al receptor menos deseado.

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