sábado, 29 de abril de 2017

Sobre la teoría hipodérmica





Por Juan Manuel Otero Barrigón // Durante cierto tiempo, sobre todo con el fin de estudiar los efectos de la propaganda en los años 20´y 30´, tuvo bastante auge la denominada Teoría Hipodérmica, un modelo de comunicación desarrollado entre otros por el teórico Harold Lasswell, y que sugiere que un mensaje con destino específico es directamente recibido y aceptado en su totalidad por el receptorSegún este análisis, la Comunicación de Masas trabaja de la misma manera que una aguja hipodérmica en cuanto que paulatinamente va introduciendo en el receptor las clasificaciones, valores, normas y códigos que son artificialmente elaborados. En el tema de creación de actitudes, las investigaciones sobre los efectos indirectos, a medio y largo plazo de, por ejemplo, Hartmann y Husband,  fundamentaron el sistemático cambio de actitudes que un grupo social puede tener como resultado de ese goteo simbólico seleccionado. La Teoría Hipodémica, entonces, se concibió durante mucho tiempo como una de las técnicas más poderosas de condicionamiento y contracondicionamiento de valores a través de refuerzos positivos y negativos sobre los receptores. Sin embargo, los teóricos que definieron la Teoría Hipodérmica se plantearon un individuo aislado, abstracto, pero en realidad es sabido que cada individuo no está verdaderamente aislado: críticas posteriores sugirieron que dicha teoría supone la extrapolación de ese individuo cuando en la práctica real deben tenerse en cuenta otros elementos que se sitúan en el espacio entre el emisor y el receptor, entre el estímulo y la respuesta: no hay vacío real. No se inyecta directamente el mensaje en vena. Ese espacio está repleto de elementos: factores sociales, económicos, psicológicos, etc. La reacción al estímulo no es, de esta manera, inmediata ni generalizada (cada individuo pertenece un grupo social específico; vive en una red de relaciones, amistades, intereses económicos, por edades, por nivel cultural, etc) ni tampoco mecánica, como sugiere esta teoría. Así, y amén de la popularidad de la que gozó en su momento, hoy en día se considera a la Teoría Hipodérmica demasiado simplista para explicar un fenómeno por demás complejo, como lo es la persuasión colectiva.

sábado, 22 de abril de 2017

Psicología de la falsa modestia


"(...) El gurú rehuye toda solicitud directa de milagros, diciendo que aún cuando se esté en posesión de ese tipo de poderes, no ha de usárselos para satisfacer la ociosa curiosidad y, más aún, que preocuparse por estas cosas perturba seriamente la liberación. Debe advertirse que, cuando una persona se ve rodeada de cierta reputación relativa a poderes o habilidades extraordinarias de alguna clase, la gente suele buscarlos en las simples coincidencias de la vida de esta persona, interpretando acontecimientos perfectamente normales en forma sobrenatural. A menudo, los buenos comediantes dominan tanto al público que éste siente una ardiente expectativa de que el actor diga algo cómico; es así como logra que se desternillen de risa con unas salidas bastante vulgares. También el filósofo sabe crear una situación especial gracias a la cual un puñado de abstracciones, o de simples banalidades, impresiona a la audiencia como el summum de la profundidad; a veces esto ocurre, incluso, sin intención por parte del filósofo. Del mismo modo, la gente está decididamente ansiosa por confirmar la reputación de un psiquiatra determinado que lee en las personas como en libros abiertos, y toda la habilidad de los adivinos de la buenaventura consiste en explotar la información que sus clientes dejan escapar en su ansiedad por que se les lea el pasado y prediga el futuro. En estas circunstancias, nada conseguirá "el hombre de los poderes" con negar su magia, santidad, ingenio o profundidad, pues creerán que su negativa es un gesto de modestia".


Alan Watts, "Los caminos de la liberación", en Psicoterapia del Este, Psicoterapia del Oeste (página 78, Editorial Kairós)

sábado, 15 de abril de 2017

Fundamentalismo: antecedentes históricos y religiosos


El concepto de fundamentalismo religioso surge en 1910 en Estados Unidos, cuando un grupo de religiosos ultraconservadores protestantes publica un manifiesto llamado Los Fundamentos. Esto a su vez fue el comienzo de toda una configuración de pensamientos radicales, amenazados por el pensamiento liberal, por las teorías científicas evolucionistas que vienen a cuestionar la omnipotencia de Dios. En nuestros días, el fundamentalismo religioso se asocia todas las religiones del mundo más con el radicalismo musulmán, pero es una manera de vivir la religión incluyendo al cristianismo y al catolicismo, y ha ido penetrando la cotidianidad de la existencia de muchos pueblos a través del mensaje religioso y su interpretación de que sus representantes están aquí para salvar al mundo de los múltiples peligros que lo amenazan.

sábado, 8 de abril de 2017

La dinámica de las sectas destructivas (Miguel Perlado)



Interesante y sintética entrevista al psicólogo Miguel Perlado, presidente de la AIIAP (Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico) en el canal español Antena3, junto a un ex Testigo de Jehová.

sábado, 1 de abril de 2017

Dejar de pertenecer


Por Juan Manuel Otero Barrigón // A grosso modo, podemos decir que son tres las principales razones por las cuales una persona se desvincula de un grupo sectario abusivo. En primer lugar, están aquellos que por propia voluntad abandonan el grupo y logran una ruptura permanente con este. Estas son las personas consideradas por los miembros del grupo como “apóstatas” o "traidores".Aún cuando la ruptura pudo darse por desacuerdos doctrinales, muchos abandonan debido a una o más experiencias negativas dentro del grupo. Si se retiraron por una experiencia negativa y no por desacuerdos doctrinales, puede ser que ingresen a posteriori en un grupo similar. Otros, en cambio, llegan a tornarse escépticos acerca de cualquier contenido vinculado a la experiencia grupal. En segundo lugar están aquellos que se retiran del grupo sin haber producido una ruptura "oficial" con este. Albergan dudas, pero su dependencia emocional hacia el grupo les impide tomar una decisión definitiva. Su dificultad para lograr una ruptura radical con el grupo sectario puede provenir de un temor a ser rechazado o censurado por sus amigos y parientes aún miembros, atesorando el deseo de convencer a otros para que abandonen junto con ellos. A veces, aunque con menor frecuencia, la salida del grupo no implica el abandono de la filosofía y el ideario que este propone, sino la asunción de incapacidad para adoptar el tipo de compromiso radical que el grupo pregona. Finalmente, están aquellas personas que son desvinculadas del grupo por haber roto las reglas, motivo que justifica su expulsión. Este es un caso muy frecuente, aleccionador para los miembros del grupo sectario, ya que sirve como ejemplo de lo que podría pasarle a cualquiera que no ajustase su conducta y su vida emocional a los dictados del líder. En muchos casos, la expulsión desencadena en el ex miembro fuertes sentimientos de culpa, depresión y autorreproche, ya que sigue aceptando la autoridad del grupo sobre su vida y cree que esta es la única fuente verdadera para obtener la aprobación y/o salvación. Son situaciones difíciles, ya que exigen iniciar un proceso de duelo forzado que con frecuencia requiere asistencia psicoterapéutica.