viernes, 2 de agosto de 2019

Apuntes para repensar a "La Familia", el culto de Charles Manson (Parte 5)


por Juan Manuel Otero Barrigón
(Prof. Cátedras "Psicología Social" 
y "Psicología de la Religión" - Universidad del Salvador, Buenos Aires)

Sobre los crímenes de la familia Manson se tejieron distintas hipótesis. Inicialmente, algunos hablaron de un simple ajuste de cuentas por drogas; otros, de un mensaje intimidante para Terry Melcher; también sobrevoló la tesis, hoy actualizada, según la cual los asesinatos eran parte de una coartada con la que los miembros de "La Familia" buscaban probar la inocencia de Bobby Beausoleil, integrante del Culto, que había caído preso por la muerte del músico Gary Hinman. Pero sin dudas la teoría más popular, y también la más llamativa,  es la que involucró el propio universo de creencias de Manson, ventilado por el fiscal Vincent Bugliosi durante los juicios de 1970/71.
Obsesionado con el Álbum Blanco de The Beatles (lanzado en noviembre de 1968), Manson había hecho una interpretación personalísima de las letras, vinculándolas con la Biblia. A partir de las canciones, profesaba que los afroamericanos desatarían una guerra racial y que, una vez que mataran a todos los blancos, acudirían a la Familia -que sobreviviría escondiéndose en el desierto- para gobernar el mundo. Los asesinatos, entonces, eran una manera de mostrar a los afroamericanos lo que tenían que hacer. A esa delirante guerra racial, Manson la llamaba Helter Skelter.

En una entrevista, la novelista californiana Emma Cline, autora de un poderoso retrato literario sobre las chicas más fieles a Manson, definió los crímenes de "La Familia" como un "cuento de hadas oscuro". Existe una dimensión mitológica en la historia de este Culto, que contribuyó a la fabricación del anti héroe, ícono pop, insólito ídolo de masas, y rostro de tantas gorras y remeras del Moloch capitalista. Como un Dioniso enloquecido, Charles Manson logró despertar pasiones perturbadoras, rebasando, y alterando, los límites convencionales establecidos. La sombra del arquetipo de este Dios, se reveló en Manson con sus conductas psicopáticas, incapaz de asumir ninguna clase de compromiso y lazo social sano con su entorno.  En Dioniso, la prueba de asumir la propia sombra es un imperativo indispensable. Para ello, es necesaria la construcción de una identidad firme que permita soportar la tensión de este arquetipo y transmutar la sombra del "borracho libidinoso", llegando así al danzante cósmico en unión mística con el misterio del Todo. Recorrido el cual quedó trunco en Manson, que de vagabundo perseguido viró a asesino místico, en el contexto de una generación, la de los 60´, que fue ella misma de tipo dionisíaca. 


"La Familia", en el rancho Spahn, uno de los refugios del Culto
Charles Manson: filosofía libre durante los juicios de 1970

El dionisíaco no integrado es una persona intensa y emotiva, absorta en sus pasiones del momento. Puede atravesar estados de exaltación extrema, sobre todo con la música o las drogas, o transgredir normas en compañía de aquellos cercanos a él. Puede ocurrir que tenga un humor muy cambiante, y pase de una desesperación profunda a un éxtasis que lo transporte a un plano más elevado de inspiración. Esta inestabilidad le impide establecer relaciones estables y sólidas, igual que Dioniso, que atrae y abandona sucesivamente a varias mujeres. 
Manson sentía crecer y mutar interiormente. Todo lo que podía intensificar sus experiencias emocionales lo fascinaba. Su obsesión era el miedo. Sentirlo, y sobre todo, provocarlo en los demás. El miedo, para él, era algo peor que el Apocalipsis pronosticado. Y por ende, algo grandioso.
Como planteara Walter Otto, Dioniso es el arquetipo de la "inmediata presencia y de la lejanía absoluta". En él, los opuestos alcanzan su tensión máxima, por lo que no es imposible que en algún momento se rompa el fino hilo que reúne a los contrarios, y que la consciencia vacile hacia un extremo u otro de su comportamiento, perdiendo la visión clara del centro.  Manson fue, simultáneamente, tanto Charlie como Man´s Son. Compartía con sus devotos los "Creepy Crawlings" por los cuales irrumpía nocturnamente en viviendas ajenas, y cenaba luego en la soledad de la roca del rancho Spahn, marcando su distancia y su pretendida comunión con la sustancia del cosmos, lejana a las posibilidades de los demás miembros de "La Familia". Anfitrión de sus propias bacanales, ofició de Sumo Sacerdote oscuro; su personalidad terminó cubriéndose con las sombras de la potencia fúnebre que lo envolvió desde su misma génesis. 


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