viernes, 1 de septiembre de 2017

Y en el fondo, la incertidumbre...


Por Juan Manuel Otero Barrigón // Winston Churchill se refería al fanático como "aquel que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema". Para la psicología analítica, el fanatismo es una sobrecompensación de la duda, lo que supone, que en realidad, la aparente convicción vital del "fanaticus" se tambalea sobre arenas movedizas, fe hambrienta de un perpetuo reaseguro. Es lo que, desde el refranero popular, se nos enseña al decirse "dime de lo que alardeas, y te diré de lo que careces".




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