martes, 12 de febrero de 2019

Familiares de víctimas de grupos abusivos (#2)



Por Juan Manuel Otero Barrigón. // Uno de los principales desafíos que hay que abordar a la hora de trabajar con familias consiste en facilitar el acercamiento hacia sus queridos, en situaciones en las que, en la mayoría de los casos, se han levantado muros. Fruto del reproche, el enojo, las acusaciones cruzadas y la falta de espacios simbólicos que propicien la mutua comprensión, comúnmente la ruptura de una persona con su familia de origen a instancias de un grupo abusivo, suele darse de manera más o menos traumática, cuando no violenta. Afirmaciones como "nunca más me van a volver a ver", que muchos miembros de grupos abusivos dirigen hacia sus familiares, sumado a las experiencias que vivencia toda familia y que describíamos en una entrada anterior, tienden a cristalizar una pared invisible, que en el fondo, es dolorosa para todos. Por tal motivo, resulta crucial profundizar en las circunstancias en las que se produjo la ruptura, para poder, a partir de allí, no sólo valorar la profundidad del alejamiento, propiciar la liberación de angustias y sentimientos negativos que muchas familias contienen y que dificultan todo intento de acercamiento sincero; sino además, para comenzar a transitar el lento (y muy) paciente recorrido que consiste en derribar esas paredes que se levantaron, y en su lugar, comenzar a construir puentes de diálogo y reconciliación.  

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