martes, 1 de noviembre de 2016

El caso Nueva Jerusalén


El caso Nueva Jerusalén: Fundamentalismo, PRI y Estado Teocrático en México.- por Juan Manuel Otero Barrigón (escrito en 2009)

Desde hace ya aproximadamente 36 años, el Estado de Michoacán, en México, alberga en su seno una especie de microestado religioso, integrista y milenarista, en el que al ingresar podríamos tener la sensación de estar retrocediendo en el tiempo hasta la época de Jesús y sus apóstoles, sino fuera porque los hombres portan en sus cuellos vistosos rosarios que nos acercan un poco más en la historia, siendo que es sabido que dicho instrumento de oración fue producto de la tradición posterior, pero para situarnos no mucho mas allá de la Edad Media.

Y es que ingresar a la comunidad Nueva Jerusalén, o salir de ella, implica lisa y llanamente moverse entre un lado y otro de una línea que separa nuestro entrado siglo XXI de épocas en las cuales ni la televisión ni la radio existían, y donde distracciones que ya desde antaño son propias de la humanidad, en este lugar están terminantemente prohibidas, como si se tratara de un enorme monasterio a cielo abierto.

En el año 1973, una campesina del municipio de Turicato llamada Gabina Romero, le confió al sacerdote católico del pueblo, Nabor Cárdenas Mejorada, que había recibido la visita de la virgen, la cual le había asegurado que tanto él como Gabina habían sido elegidos para construir una eremita a la cual pudieran llegar los peregrinos y rezar por la salvación de la humanidad. Además, le confió que desde ese momento ambos deberían hacerse llamar Papá Nabor y Mamá Salome respectivamente, lo cual el cura aceptó como un milagro, y presuroso a seguir las indicaciones de Gabina, fundó en el cerro conocido como ‘El Mirador”, la llamada Nueva Jerusalén.

Peregrinos comenzaron a llegar, y construyendo chozas para así poder venerar a la Virgen del Rosario, se fue dando forma a lo que sería luego una comunidad regida bajo los dictámenes de Papá Nabor, siempre actuando, vale aclarar, bajo la inspiración o las expresas direcciones de la mismísima Virgen.

Nabor impuso, entre otras cosas, el uso para las mujeres de polleras largas y velos típicos de la Palestina del primer siglo, la prohibición de usar cosméticos, y la restricción para los hombres de usar el pelo largo. Había que concurrir todos los días a la misa celebrada en latín y era obligación para niños y adultos caminar rosario en mano y con un escapulario colgando del cuello. Un letrero señalaba la prohibición de encuentros amorosos entre jóvenes, y la música y los bailes quedaban clausurados, a menos que estuvieran dirigidos exclusivamente a la Virgen María del Rosario.

Papá Nabor

La comunidad contaba además, con autoridades de seguridad propias y cualquier trasgresión a alguna de estas normas era motivo suficiente de expulsión, pena intrínsecamente ligada y equivalente en estos movimientos a la condena eterna.

En el año 1981 muere Mamá Salome, la Virgen se le aparece a Papá Nabor y le propone dos posibles reemplazantes de la vidente difunta, siendo la nueva elegida María de Jesús Bautista, una ex prostituta cuya elección motivó luchas internas, persecución de disidentes que rechazaban a la nueva bendecida y hasta expulsiones de la comunidad. María de Jesús ocupó el cargo hasta el año 1989, cuando fue elegido como nuevo interlocutor de la Virgen el polémico Agapito Gómez Aguilar, quien se convertiría con el tiempo en el nuevo hombre fuerte de la comunidad.

Vale mencionar que el crecimiento del movimiento era mirado con desconfianza por la Iglesia Católica oficial, siempre prudente a la hora de dar crédito a los supuestos casos de ‘revelacion privada’ (tal sería, estrictamente, la denominación de las visiones que Mamá Salomé y Papa Nabor decían tener de la Virgen) y reacia a las tendencias claramente preconciliares y totalitarias que eran distintivas de la comunidad. De hecho, al día de hoy, y mas allá de la esperanza y los pedidos de reconversión que la Iglesia oficial ha hecho a los miembros de Nueva Jerusalén, siguen estos sin ser reconocidos como parte de la institución, y por ende, considerados cismáticos.

Las nuevas dotes de videncia de Agapito Gómez incluían ya no solo la recepción de mensajes procedentes de la Virgen, sino que además había incorporado a su repertorio mensajes emitidos por figuras como Lázaro Cárdenas, militar y ex presidente mexicano, Pío XII y John F. Kennedy, entre otros personajes históricos. Muchos no creyeron, y por lo tanto, muchos fueron expulsados nuevamente de la comunidad, que como podemos ver, no admitía divergencias de ningún tipo, característica común con otros grupos de naturaleza sectaria.

En febrero de 2008, Papá Nabor, hasta entonces líder absoluto del movimiento, falleció tras una larga enfermedad. Atrás quedaban las fallidas predicciones del fin del mundo hechas para 1980, 1988, y 1999 que hicieran Nabor y su sucesor Agapito. La comunidad, de poco más de cuatro mil habitantes (gente humilde que vive en su mayoría en viviendas hechas de madera y que se dedican fundamentalmente al trabajo de campo) contaba ya con tres seminarios y un convento para la exclusiva formación de sus sacerdotes y monjas, los cuales son conocidos con nombres de santos, pero ninguno reconocido oficialmente mas allá de los muros de la comunidad-estado, convencidos a pesar de ello de ser los verdaderos herederos de aquel cristianismo primitivo, el de los primeros apóstoles, que la Iglesia oficial había abandonado a partir del Concilio Vaticano II.

La sucesión de Papá Nabor y la elección de Agapito Gómez como fiel sucesor no estuvo por demás exenta de polémica y disidencias. Un grupo de sacerdotes y miembros de la comunidad se opusieron al nuevo líder, acusado de distintos hechos de violación a jóvenes mujeres y complicidad con el narcotráfico, y fueron expulsados. Agapito logró sin embargo salir indemne de las acusaciones por abuso, pero no pudo evitar que luego de años de complicidad y silencio por parte de las autoridades gubernamentales, finalmente se produjera a principios del año 2007, y cuando aun oficiaba de vidente, la incursión de efectivos del Ejercito al interior de la comunidad, para realizar cateos a partir de numerosas acusaciones que implicaban al movimiento en el trafico de drogas y de armas.

En realidad, la complicidad y la tolerancia del gobierno mexicano para con Nueva Jerusalén tiene motivos políticos que la vinculan especialmente con el PRI, el partido político hegemónico y gobernante durante mas de sesenta años hasta la Asunción de Vicente Fox en el 2000. 

Entrada a la Comunidad Nueva Jerusalén

Entre las revelaciones y mensajes que Agapito recibía de la Virgen, esta le pedía a los miembros de la comunidad, a través de Agapito, que votaran masivamente a ese partido político, ya que ella misma era priista. Después de todo, el PRI aportó materiales para construir viviendas en esta ciudad-Estado, y apoyó desde el silencio y la complicidad las distintas expulsiones que se sucedieron con el correr de los años. Nada es gratis en materia de política, y eso parece valer para la tierra tanto como para el cielo.

Agapito Gómez murió en septiembre del año 2008, dejando un sinfín de sospechas en torno a su persona y su entorno, salpicando muerte a partir de diversos casos de asesinatos aún no esclarecidos y dejando una comunidad dividida entre distintas facciones, y según algunos especialistas, en vías de extinción.

México es en los papeles un estado secular desde 1917, cuando se ratificó y reformó la Constitución política de febrero de 1857. Sin embargo, y pese a ello, persiste hasta hoy en Michoacán un verdadero Estado teocrático que parece cuestionar claramente el principio de laicicidad que la ley fundamental pregona. En otro orden, pareciera ser que pese a su rigorismo fundamentalista y a la presunta vuelta al ‘cristianismo de los orígenes’ que Papá Nabor y Agapito predicaron como fundamento de su comunidad, olvidaron que del primero de los diez mandamientos del cristianismo se desprende una fuerte condena al espiritismo y al dialogo con los difuntos, práctica que Agapito se jactó de ejercer como prueba de sus dotes de videncia. Pero por sobre todo, cabe preguntarnos por aquellos niños y jóvenes que viviendo en el interior de la comunidad, y a la espera de un Apocalipsis que no llega, crecen y se desarrollan aislados, sin iguales posibilidades al resto y presos de un fanatismo que no eligieron.

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