Acaba de irse una mujer buena, cálida, inspiradora. Una sobreviviente de la pesadilla de Jonestown (Guyana 1978), que dedicó su vida a crear consciencia y a expandir un mensaje de amor y comprensión entre las personas. Una cuáquera hermosa. Pacifista a ultranza. Luchadora incansable. Sensible hasta el dolor por la causa de las minorías. Gracias por nuestros intercambios, que me enseñaron tanto. Buen viaje, querida Laura Kohl.
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