Nota del autor del blog: este artículo fue escrito el 8 abril de 2011, a raíz de la última internación de Sai Baba.
Sai Baba: el ocaso del dios viviente, por Juan Manuel Otero Barrigón
Sathya Narayana Raju Ratnakara nació en el año 1926, en Puttaparthi, Estado de Andrha Pradesh, India. Conocido popularmente como Sai Baba y en especial por su túnica arananjada y su peinado estilo afro, asegura ser la reencarnación de Sai Baba de Shirdi, un popular yogui y gurú hindú del siglo diecinueve que a su vez era considerado una encarnación del dios Shiva, y respetado tanto por hindúes como musulmanes.
La supuesta divinidad de Sai Baba pretende encontrar su fundamento en la tradición religiosa del hinduismo . Según la rica cosmovisión hindú, cuando la humanidad atraviesa épocas sombrías o crisis espirituales, la Divinidad encarna en ‘Avatares’ (अवतार, ‘Aquel que desciende’) que con su presencia en la Tierra, ayudan al crecimiento de todos los hombres, sin distinciones. Estos poseen cualidades extraordinarias características de Dios, como la Omnipotencia, la Omnipresencia y la Omnisciencia. De acuerdo al Garudá-purana, se reconocen fundamentalmente diez avatares, encarnaciones del dios Vishnú. Y conforme a dicha tradición, nueve ya aparecieron. Lo cierto es que aquellos que lo idolatran, unos cuantos millones de personas repartidas alrededor del mundo, reconocen a Sai Baba como el décimo Avatar, ‘Kalki’, aquel que llevará a la humanidad a la Edad Dorada, con poderes ilimitados.
El crecimiento inicial del culto a Sai Baba seguramente tuvo mucho que ver con su predica suave y a simple vista conciliadora, como cuando afirma: “La religión de Sai Baba es la esencia de toda Fe y de toda Religión, incluyendo aquellas como el Islamismo, el Cristianismo y el Judaísmo. No quiero que se vaya propagando la impresión de que yo deseo que se difundan mi nombre y mi forma. No he venido a establecer una nueva secta, no quiero que se engañe a la gente sobre este punto. Afirmo que esta forma de Sai Baba es la forma de todos los varios nombres que el hombre usa para la adoración de lo divino ”, o bien: “Mi propósito es unir a la humanidad en una única familia, estableciendo lo divino de cada ser. Una vez hecho esto, prevalecerá el amor”.
Una de las experiencias cumbre para cualquier devoto de Baba fue desde siempre la de poder realizar el Darshan (“contemplar al Señor en su forma física”). Para ello se organizan viajes charters a la India, donde cientos de seguidores pueden presenciar el desfile de Baba, que imparte bendiciones, recibe cartas, realiza prodigios e inclusive, otorga entrevistas personales a quienes él elige.
Darshan
Un párrafo aparte merece su supuesta capacidad para materializar objetos y producir vibhuti, la ceniza sagrada mencionada en los Upanishads que Sai Baba ‘materializa’ y ofrece a quienes él elige y por motivos que solo él conoce. Multitud de ilusionistas, magos y estudiosos de fraudes paranormales se ocuparon de desmentir estos ‘milagros’, mostrando ante las cámaras los trucos con los cuales Sai Baba realiza sus materializaciones, y reproduciéndolos de la misma manera.
El ilusionista Enrique Márquez desenmascara a Sai Baba (programa "Memoria", año 2000)
Sai Baba profetizó tiempo atrás que su muerte habría de ocurrir a los 96 años de edad (tiene 84), y que renacería ocho años después como Prema Sai Baba. Habrá que ver si con el actual estado crítico de su salud, dicha profecía se cumple (lo cual cabría de esperar si de un ser divino y omnisciente se tratase). Si no fuera así, seguramente ello no va a desalentar a aquellos que realmente lo consideran un dios. Aquel hombre que, cuando lo interrogaban sobre los alcances y los limites de su divinidad, respondía: “Si hubiera aparecido como Dios, como el Señor mismo, me hubieran guardado en un museo y cobrado entrada a quienes buscaran Mi Bendición. Si hubiera venido como un simple hombre, no hubieran respetado mis enseñanzas ni las hubieran seguido para su propio bien. Por eso vine en esta forma humana, con poderes y sabiduría sobrehumanos”.
Nota posterior aclaratoria: Sai Baba falleció finalmente el 24 de abril de 2011, a los 84 años, producto de un paro cardiorrespiratorio.
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